Veinte millones de personas sufren inseguridad alimentaria en Yemen y de ellas, 16 millones pasan hambre en la que está considerada como la peor crisis humanitaria del mundo. Todo esto en el marco de una guerra que estalló en marzo de 2015 y que ha llevado al país a una situación de catástrofe humanitaria. La pobreza, los desplazamientos masivos, millares de civiles muertos y enfermedades como el cólera amenazan cada día a sus habitantes.
La Organización Mundial de la Salud ha venido pidiendo ayuda reiterada para poner freno a los brotes de cólera que atenazan a Yemen, consecuencia de la destrucción de infraestructuras de agua y sanitarias. ACNUR- el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los refugiados- proporciona ayuda humanitaria, que permite garantizar a la población desplazada, servicios básicos como atención médica, agua, refugio y alimento. Para este año ha calculado que se necesitan 198,6 millones de dólares para dar respuesta a la situación de emergencia que vive Yemen, fruto de una de esas “guerras olvidadas”. Por ahora, ha recaudado algo más de 70 millones de dólares, sólo el 35% del total.
ACNUR llegó a Yemen en la década de los 80 del pasado siglo. Desde entonces, en el país se han venido sucediendo las guerras. En los 90, tras la unificación de los antiguos Yemen del Norte y Yemen del Sur, el país pasó a denominarse República de Yemen. Hace cuatro años, en 2015, estalló un nuevo episodio bélico y a finales de 2018, la guerra llega al puerto de Al Hudaydah, que era uno de los principales puntos de entrada de la ayuda humanitaria. En este momento, 3,65 millones de personas viven desplazadas dentro de Yemen y el 80% de la población necesita ayuda humanitaria para sobrevivir: un 53% de la población no tiene nada que comer y 1,8 millones de niños y niñas sufren desnutrición aguda. Otros 400.000 se encuentran en un estado muy grave.
ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, proporciona asistencia jurídica a las personas más vulnerables, haciendo hincapié en emitir la documentación de los civiles que la suelen perder cuando huyen del peligro. Además, proporciona terapia para hacer frente a los daños psicológicos que ocasiona el día a día en medio de una guerra que se prolonga en el tiempo. Entre otros, enfrentarse cada día a la incertidumbre de si habrá comida o si habrá trabajo con el que mantener a la familia.
ACNUR, en colaboración con Naciones Unidas y varias ONG asociadas trabaja también para construir albergues en los que los hombres, mujeres y niños y niñas desplazados por el conflicto bélico puedan encontrar refugio. Dota las instalaciones de agua, saneamiento y cocinas comunitarias. Cuando corresponde, también hace efectivas subvenciones para rehabilitar casas dañadas. Y contribuye al abono de los alquileres, que evitan el desahucio de los de por sí más vulnerables. También proporciona los artículos domésticos de primera necesidad para familias que atraviesan las situaciones de mayor dificultad dentro del país.
En España el Comité español de ACNUR, ONG declarada de Utilidad Pública y destinada a captar fondos para apoyar las operaciones de ACNUR en todo el mundo, consiguió hacer llegar el 90% de la donación de dinero recaudada hasta Yemen. El otro 10% se destina a seguir consiguiendo más ayuda y a sensibilizar a la población en España. En cualquier caso, sin la colaboración de donantes y socios, será imposible ayudar a zonas devastadas como Yemen y que puedan llegar allí servicios imprescindibles para las personas más vulnerables, lo que incrementaría el nivel de pobreza de la población. Con sólo 30 euros se hace llegar comida a una persona de un campo de refugiados durante un mes.