Homenaje a los represaliados por el franquismo en San Tirso de Abres «de donde eran muchos de ellos, y donde además se enterró a gente de ambas márgenes del Eo»

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Este domingo 6 de octubre, la localidad de San Tiso d´Abres  homenajea a los represaliados por el franquismo, con un conjunto de actividades que promueve el colectivo vecinal “Memoria da Mariña”, al que pertenece Ramón Ermida.

Los actos comenzarán a las 17 h con una conferencia en el Auditorio Municipal a cargo de Ramón García Piñeiro, profesor en el IES de Navia y uno de los máximos especialistas en el estudio de la represión y de la resistencia al franquismo en la cuenca del Eo.

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La jornada continuará a las 18:15 con el descubrimiento de una placa en el cementerio parroquial, donde tomarán la palabra Francisco Martínez “Quico”, uno de los últimos guerrilleros antifranquistas vivos, Fernanda Cedrón, nieta del mítico resistente Luis Trigo y familiares de los represaliados. La placa, «en recuerdo de los vecinos de los ayuntamientos de la cuenca del Eo asesinados por el franquismo y que permanecen enterrados en las diversas fosas comunes del municipio» se colocará en las proximidades de una de las fosas comunes existentes en el cementerio, donde están enterrados seis vecinos del Occidente asturiano. El texto es el siguiente: «Na honrra do mestre de Pablo Martínez-Crespo Mazo, e doutros cinco asesinados, enterrados nesta fosa común desde o 15 de septiembre de 1936. Santiso d´Abres, Octubre de 2019.”

Los muertos de la fosa común de Santiso.

A día de hoy solo se conoce la identidad de una de las seis personas enterradas en la fosa común de Santiso en 15 de septiembre de 1936. La única persona identificada en esta fosa común es Pablo Martínez-Crespo Mazo, un maestro muy querido y reconocido en los municipios del Eo, que ejercía en aquel momento en la localidad de Abres del ayuntamiento de Trabada y que con motivos de las vacaciones escolares se encontraba en el domicilio familiar de Barres. Martínez-Crespo Mazo, natural de Enciso en La Rioja se traslado a Castropol desde Santander en compañía de su esposa, la también maestra riojana Felicitas Ezquerro, ejerciendo en localidades como Castropol, Tol, Tapia, o Abres de Trabada no tardó en ganarse la estima de alumnos y familiares por su gran dedicación al trabajo y sus cualidades como docente.

La localidad de San Tiso d´Abres fue también el escenario del asesinato de José Suarez Novás y José María Jardón Pérez. El primero natural de Palas de Rei, residía en Pontenova, donde trabajaba como peón caminero, fue asesinado en 24 de enero de 1941. El segundo, natural y residente en Valdepares, concejo del Franco, será ejecutado el 3 de septiembre de 1936. A día de hoy se desconoce el lugar de enterramiento de estas dos personas, sin embargo son varias las fuentes que hablan de la posibilidad de su enterramiento en otra fosa existente el cementerio de la localidad.

Los vecinos de Santiso asesinados por el franquismo.

La represión franquista se dejó notar entre la población de Santiso. Si bien el conjunto de los sectores democráticos sufrieron las arbitrariedades de la dictadura, será entre los cuadros dirigentes de las organizaciones del Frente Popular y de la corporación democrática donde se exprese con más dureza. Los militantes socialistas José García Miranda y el concejal Ramón Llenderrozos Pérez, serán asesinados también por los fascistas el 3 de septiembre de 1936, tras a acudir a Lugo a presentarse a las autoridades franquistas, atendiendo a las indicaciones de alguna personalidad del régimen en la localidad. Seis meses más tarde, el 13 de febrero de 1937 será fusilado en Lugo, en cumplimiento de una sentencia a pena de muerte, Jesús Cigarrán Campos, un autónomo del transporte residente en Abres.

El 20 de septiembre de 1936 será asesinado por un grupo de falangistas el alcalde de la localidad Clemente Amago. Emigrante con su esposa en Argentina, donde adquirió conciencia política y tomo contacto con las ideas de progreso, miembro en 1931 del núcleo fundador del PSOE en Santiso y alcalde de la localidad desde marzo de 1936, tras el triunfo de las fuerzas de izquierda en las elecciones de febrero. Los días posteriores al 18 de julio permaneció oculto en diferentes lugares de la parroquia, siendo detenido y posteriormente ejecutado, desconociéndose su lugar de enterramiento. Tras su asesinato, un falangista de la localidad, probablemente implicado en su muerte, haría llegar a su familia un reloj averiado que guarda en su bolsillo.