La Guardia Civil ha detenido a una persona por delito contra la flora y la fauna silvestre, tras las investigaciones llevadas a cabo por el Seprona después de que apareciesen tres buitres leonados fallecidos por envenenamiento tras comer restos de una yegua. El cadáver del equino, fue abandonado por la persona encargada de su cuidado tras su fallecimiento, ya que carecía de seguro.
El pasado día 14 de octubre, la Guardia Civil tuvo conocimiento de la localización de los cadáveres de tres buitres leonados en la Sierra de La Bobia en el concejo de Villanueva de Oscos, habiendo sospechas de haber sido envenenados (esta especie está catalogada como de “interés especial” es decir, merece una atención particular en función de su valor científico, ecológico, cultural o por su singularidad). Tras su hallazgo, componentes de la Patrulla del Seprona (PAPRONA) de la Guardia Civil de Vegadeo se trasladaron al lugar y realizaron la correspondiente inspección ocular, así como un reconocimiento de la zona. Localizaron en las inmediaciones el cadáver de una yegua que, por su estado, llevaría muerta entre cuatro y cinco días.
En un primer examen visual de los cadáveres de los buitres se detectaron indicios de que estos habían ingerido restos de la yegua fallecida. Los perros especializados en la detección de venenos pertenecientes al Principado de Asturias y empleados en dicho reconocimiento indicaban la existencia de tóxicos en los restos cadavéricos, por lo que se procedió a su recogida para practicar la correspondiente necropsia. Al realizar esa inspección, se percataron también de que, pese a la dificultad para llegar al lugar, había marcas de rodadas de un remolque de tractor.
La necropsia determinó, que la muerte de los buitres sobrevino como consecuencia de un proceso agudo de intoxicación, debido al contenido sin digerir presente en el buche de los tres animales, la proximidad de las aves a los restos del equino y la carencia de heridas, fracturas o hemorragias en ellos que explicara otra causa de la muerte. Por otra parte, los análisis realizados determinaron la presencia de un anestésico cuyas propiedades eran sedantes e hipnóticos. La actividad investigativa llevó a identificar y tomar manifestación a todas aquellas personas que hubieran tenido animales de raza equina en la zona, con el fin de identificar la titularidad de la yegua muerta y verificar “in situ” donde se encontraba cada uno de los que poseían. De esta manera pudieron comprobar que, a uno de los propietarios le faltaba una yegua, coincidente con parte de los restos hallados, alegando este que la había perdido en el monte.
La inspección que componentes de la Guardia Civil realizaron en la explotación donde faltaba una yegua permitió localizar en una de las cuadras medicamentos que requerían prescripción veterinaria, sin que acreditara la misma, además de estar caducados. En dicha inspección también se pudo comprobar en las inmediaciones de la explotación, la presencia de un remolque agrícola sin matricular, que no constaba en la base de datos de la Dirección General de Tráfico.
Por otro lado, consultados los veterinarios encargados de los saneamientos de ganado en las diversas explotaciones, confirmaron que no habían tratado a ningún equino de dicha ganadería. Todo ello hacía pensar a los agentes que la yegua fallecida correspondía por la descripción física con la que faltaba de una de las explotaciones, que había enfermado y que su cuidador le habría administrado fármacos sin control veterinario. Y que, tras su fallecimiento, éste trasladara el cadáver al lugar donde aparecieron sus restos, para que sirviera de alimento a especies necrófagas, lo que ocasionó la muerte de los buitres por envenenamiento.
Con los indicios obtenidos, el pasado día 20 de febrero, efectivos de la PAPRONA de la Guardia Civil de Vegadeo, procedieron a la detención de la persona encargada de la explotación ganadera, como autor de un delito contra la flora y la fauna corroborándose todos los indicios que se hallaban en poder de los investigadores.
La normativa del Principado de Asturias establece las zonas de protección para la alimentación de especies necrófagas de interés para la Comunidad. Así mismo el Parlamento Europeo a través de un Reglamento (CE), establece las normas sanitarias aplicables para la retirada de los cadáveres de ganado y su destrucción en plantas de transformación autorizadas, todo ello con fines de protección de la salud pública, sanidad animal y medio ambiente. Para el uso de cadáveres de animales de granja como alimento de especies necrófagas, es necesario que la explotación cuente con un seguro que cubra la retirada de dichos cadáveres. Que éstos no sean sospechosos de padecer enfermedades transmisibles al ser humano u otros animales. Y por último, que los animales fallecidos no hayan sido tratados con medicamentos que puedan afectar a la salud de especies silvestres.