El anteproyecto de Ley de Salud del Principado de Asturias, que en los próximos meses comenzará su tramitación, consolida el derecho universal a la sanidad para todos los residentes en el Principado y amplía sus garantías en cuanto a información, transparencia, acceso a los servicios y prestaciones y autonomía de decisión sobre sus necesidades de atención. El anteproyecto de ley no contempla la toma de decisiones sobre el mapa sanitario asturiano, por lo que no incluye propuestas de modificación del diseño actual. La consejería ha decidido omitir este asunto para evitar fricciones y posicionamientos políticos que podrían impedir un objetivo mucho más amplio y más importante para la ciudadanía. “Sería bueno para Asturias que esta altura de miras sea denominador común a la hora de valorar y de realizar al texto que ahora presentamos”, ha explicado el consejero de Sanidad, Francisco del Busto.
Del Busto presentó este viernes, el documento a la Federación Asturiana de Concejos de Asturias (FACC). Ha explicado que se trata de un anteproyecto legislativo con un enfoque integral, orientado no sólo a la atención sanitaria, sino también a la prevención de la enfermedad, la protección de la salud y la promoción de hábitos saludables.
Del Busto ha asegurado que el objetivo fundamental del documento es “mantener y consolidar el desarrollo de un modelo sanitario universal, de calidad, equitativo y sostenible, con la mayor capacidad de prestaciones y servicios, que mantiene a los ciudadanos como centro de referencia y que requiere de una gran implicación de los profesionales y una óptima gestión de los recursos humanos y materiales”. También pretende fortalecer la confianza de los usuarios en la sanidad. “La exigencia de transparencia en los servicios públicos es también trasladable a los servicios sanitarios y al día a día de la tarea asistencial”, ha asegurado el consejero. Ha destacado, además, que “una información ajustada a las expectativas de la ciudadanía ayuda a fortalecer la confianza, mientras que la desinformación y las dudas generan desconfianza y debilitan la credibilidad”.
Del Busto se ha referido a algunas de las amenazas que tendrá que afrontar la sanidad pública española en el futuro, entre ellas, la disponibilidad de tecnologías diagnósticas y terapéuticas de alto coste de adquisición y mantenimiento, así como la dificultad para disponer de facultativos en numerosas especialidades, derivada de una incorrecta planificación de la formación especializada desde hace años. Sin embargo, el consejero se ha mostrado optimista sobre el futuro, ya que “a pesar de que todo esto puede parecer una tormenta perfecta, el Sistema Nacional de Salud tiene recursos e imaginación para superar estas dificultades gracias a la fuerza del aprecio de los ciudadanos y el empuje de los profesionales; eso es una garantía para que cualquier Gobierno pueda tomar las medidas necesarias”.