«Desperdiciar la vida de una gallina, a nivel ético de respeto por el animal; a nivel económico, a nivel sostenible y a nivel ecológico es una aberración». Así de rotunda se muestra Noelia García, gerente de PitaSana Huevos Ecológicos (Armal, Boal) que hace un llamamiento al sector avícola y ganadero en general para reunir las firmas necesarias que fuercen a sacar adelante un borrador- del que dispone la administración asturiana hace más de un año- que permitiría «vender pitos de caleya o leche» en la propia explotación ganadera. Noelia se ha encontrado con que, después del primer ciclo de puesta de sus gallinas, y según la normativa que actualmente está en vigor en Europa y también en España, los animales deben ser sacrificados (en matadero o en su propia explotación). Algo que considera «una barbaridad» dado que son gallinas de año y medio de vida, perfectamente sanas que, tras el primer ciclo de puesta, entran en una segunda fase en la que ponen menos huevos «pero para casa, valen». E incluso, y dado que una gallina vive seis años, se podría aprovechar su carne, e incluso, donarla a comedores sociales.
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